La imagen real en el desarrollo de la infancia

En posts anteriores hemos hablado acerca de los libros con imagen real, y como éstos ayudan a los pequeños de la casa y escuela a entender el mundo. Hoy entraremos más en detalle de cómo son la ayuda perfecta al desarrollo humano, durante estos primeros 3 años de vida.

Durante los primeros años de vida, los niños y niñas van a ver y entender el mundo de una manera muy distinta de la manera que lo vemos los adultos. Nosotros vivimos en el mundo mental, en lo abstracto, y ellos viven en el mundo concreto, en un mundo donde la información sensorial es la voz cantante. Aristóteles decía que no había nada en el intelecto que no haya pasado antes por los sentidos, y ese viaje de crear nuestro intelecto a partir de los sentidos es lo que van a hacer los niños y niñas de 0 a 6 años.

Ahora a lo mejor entendemos porqué quieren tocarlo todo, sentirlo todo, experimentarlo todo. Son científicos del mundo que deben experimentar las leyes de la naturaleza antes de preguntarse porqué son así. Así que prueban, recogen el feedback que les da el ambiente de su alrededor, asimilan y reelaboran. Esto es exactamente lo que hacen los bebés cuando lanzan la cuchara desde la mesa, el adulto la recoge, se la entrega y la criatura vuelve a tirar, no es picardía, es ciencia en estado puro. Imaginen que no saben cómo se siente el metal o la madera y cuando ven un objeto metálico quieren saber qué es, cómo se siente, ¿estará fría? ¿Será liviana o pesada? ¿Cómo sabrá? Para responder todas estas preguntas es necesario tocarlo, saborearlo, olerlo, sentirlo. Justo lo que hacen los bebés cuando interactúan con su alrededor. Una ayuda para este momento de la vida será proveerles un espacio seguro con materiales seguros, naturales y manipulables, además de tiempo y libertad en su exploración. Así crean una imagen del mundo en su cerebro.

Los niños y niñas de 0 a 6 años tienen una mente concreta atada a la experiencia real y vital de ese momento. Gracias a las experiencias reales podrán simbolizar el mundo, para dar paso a una mente más abstracta, y más parecida a la de los adultos.

Este camino de lo concreto a lo abstracto tendrá lugar entre los 5 y 7 de vida, aunque las experiencias de interacción con el medio directo seguirán siendo momentos estrella en su aprendizaje y desarrollo integral, bajo mi humilde opinión siguen siéndolo en la etapa adulta. Leer acerca de una aventura no es lo mismo que vivirla, así como una pérdida o un amor.

Volviendo a la primera infancia, debemos hacernos la pregunta de qué otro tipo de ayudas puedo ofrecerles ya que no todo lo podrán tocar, oler o manipular. Es decir, hay elementos del mundo con los que no podrán interactuar, pero si querrán saber acerca de ellos, como por ejemplo cuáles son los animales de la sabana o cómo viven los animales del mar. Para ello utilizamos con mucha intuición los libros y los cuentos. Narrar historias y cuentos es nuestra actividad más antigua como seres humanos, existen pruebas de ello de hace más de 35.000 años en cuevas prehistóricas. ¿Pero qué tipo de historias o imágenes necesitan para transitar al mundo abstracto, al mundo de las ideas y de la creatividad? ¿Es lo mismo entablar una conversación acerca de un garabato con tu hija de 1 año o ofrecerle una imagen real?

¿Qué dice la ciencia?

Para poder responder todas las preguntas y sostener la propuesta de la imagen real en los libros para niños y niñas de 0 a 3 años (sobre todo), me gustaría compartir diferentes estudios acerca de estas propuestas.

Un estudio de la Universidad de Londres ha descubierto que antes del año, los bebés pueden aprender sobre el mundo real de forma indirecta a través de los libros que incluyen fotografías reales. Cuando los niños y niñas tienen experiencias con el mundo están intentando conectar todo lo nuevo, pero ellos no tienen las palabras, el lenguaje de aquello que ve todos los días. Puede que todos los días vea la tostadora o el cinturón del carrito, pero no le hacemos saber cómo se llaman estos objetos hasta mucho más tarde. Sin embargo, si tenemos un libro con imágenes reales, tenemos una excusa perfecta para hablar acerca de ello y que el niño o la niña pueda nombrarlo, señalarlo o incluso evocarlo en el futuro. Esto ayudará a su mente concreta a saber más acerca del mundo y pueda en un futuro abstraer mejor y potenciar su creatividad.

Otro estudio llamado “The Role of Book Features in Young Children’s Transfer of Information from Picture Books to Real-World Contexts” de la Universidad de Toronto con la Universidad de Dakota del Sur estudiaron qué tipo de libros ilustrados son más beneficios en pos del desarrollo simbólico, razonamiento analógico y razonamiento sobre fantasía y realidad. Si se les presenta un objeto complejo y una fotografía del mismo, claramente prefieren el objeto real (Slater et al., 1984). Sin embargo, cuando se les presentan fotografías solas, los niños de 9 meses interactúan con ellas de manera similar a como interactuarían con el objeto real que representan: golpeando, frotando y agarrando las fotografías (Pierroutsakos y DeLoache, 2003).

A medida que los bebés llegan a la mitad de su segundo año, comienzan a tratar las imágenes de manera referencial, señalando y etiquetando los objetos representados (DeLoache et al., 1998). Las investigaciones también indican que en su segundo año de vida los niños comprenden el estado representativo de las imágenes (Preissler y Carey, 2004; Ganea et al., 2009). Más adelante el estudio nos demuestra que la transferencia desde las fotografías fue más fácil para los niños y la transferencia desde las caricaturas la más difícil.

Según estos estudios los bebés o infantes pueden utilizar el conocimiento aprendido a través de una imagen real, lo que también beneficia al desarrollo de su autonomía cuando interaccione con los objetos reales, puesto que habremos hablado acerca de ellos, de cómo los usamos o para qué sirven, esto facilitará que tengan más confianza y quieran además conocerlos y usarlos. Obviamente tendremos que utilizarlos también nosotros y darles un modelo real. En estos casos son útiles libros con imágenes acerca de cómo nos lavamos los dientes o qué elementos encontramos en el baño, etc.

Los libros de imágenes reales tienen también otros beneficios en otros procesos de desarrollo más concretos de manera directa. Como por ejemplola atención y percepción. Imaginen que tienen 1 años y un adulto/a les muestra un jaguar sobre un fondo blanco o un fondo natural, pero con pocos elementos, esto ayudará a su sistema nervioso a integrar el estimulo de una manera suave y natural, pues su sentido de la vista podrá diferenciar la figura y el fondo y así centrar más su atención, esto será mucho mejor que si les presentamos una imagen muy cargada de elementos que interactúan. Al cabo de dos años, este hecho les ayudará a superar e integrar la información de una imagen real con más elementos y les encantará discerniry buscar elementos en la imagen. Esta discriminación visual será necesaria después para poder ver símbolos cada vez más complejos y aleatorios como las letras. Tener la ayuda adecuada en cada situación ayudará en el desarrollo de la lectoescritura y de la mente matemática del niño.